Hay veces que escribes porque necesitas hablar con alguien, y piensas que el papel puede escucharte. Otras veces no sabes por qué lo haces, simplemente sientes que tienes que escribir, que tienes que dejar huella, tu huella, que tienen que saber lo que sientes, lo que piensas, lo que has vivido o lo que vas a vivir. Está bien, esta vez, reconozco que no sé por qué escribo.